domingo, 2 de septiembre de 2012

LA COSA PERDIDA DE Shaun Tan.


 LA COSA PERDIDA 
                            libro-álbum  de Shaun Tan



  
                                     




              Shaun Tan gana un Oscar por "La cosa perdida"




Sahun Tan , el ilustrador australiano afirma:

"Me interesó la idea de una criatura o persona que realmente no procediera de ninguna parte, ni que tuviera ningún tipo de relación con nada, que simplemente estuviera "perdida". Quería contar la historia desde el punto de vista de un personaje que representaría cómo podría yo reponder personalmente a ello, por lo que el narrador anónimo soy esencialmente yo (aunque yo solía recoger conchas en la playa en lugar de tapitas de botellas".












La cosa perdida -libro-álbumes una historia humorística sobre un chico que descubre una criatura de aspecto extraño mientras recoje tapitas de botellas en la playa.





Le parece que está perdida e intenta descubrir a quién pertenece, pero el problema es recibido con indiferencia por el resto de la gente, que apenas advierten su presencia. Nadie se muestra dispuesto a ayudar, cada uno a su manera: extraños, amigos, familiares... todos rehusan prestar atención a esa interrupción inesperada de sus respectivas rutinas. A pesar de la simpatía que le despierta el chico lamenta la desventura de la criatura y hace lo posible para encontrar el lugar al que pertenece.






 Las ilustraciones originales de libro se expusieron en el Museo de Arte Itabashi de Tokio






Sahun Tan expresa: "Tardé un par de semanas en escribir la historia en la mesa de mi cocina, el esbozo original era mucho más largo y detallado, y estaba ambientado en un barrio residencial muy parecido al sitio donde yo crecí. Más adelante eso cambió cuando empecé a desarrollar la idea de que sería una especie de barrio "retro-futurista" en el que casi no habría seres vivos aparte de la gente y todo sería muy aburrido y agobiante, aunque a nadie le importaría demasiado.




El texto está escrito como si fuera una anécdota cualquiera, contada por el chico y dirigida al lector presentándola como una especie de historia del tipo "lo que hice durante el verano". Es significativo que la criatura en cuestión no se describa nunca físicamente, y que se diga poca cosa acerca del entorno en el que se desarrolla la historia: ahí es donde entran en juego las ilustraciones.

Todas las imágenes están enmarcadas por un collage de texto y diagramas recortados de viejos libros de texto de física y matemáticas. Fueron los libros que había utilizado mi padre cuando estudió ingeniería, que inspiraron gran parte de la estética del libro: le dan un cierto sentido a ese mundo árido e industrial que aparece en las imágenes, una especie de funcionalidad sin sentido tan inútil como divertida.






Hay una cierta "poesía" accidental que a menudo tiene lugar cuando se utiliza la técnica collage, cuando un capítulo encabezado por un manual de ingeniería puede dar paso a un comentario no intencionado sobre la vida. La colección de chapas a partir de tapitas de botellas de cerveza (que me proporcionó mi compañero de piso) parece resumir perfectamente el universo de un modo abstracto, perfecto para el diseño de las guardas del libro.






Siempre supe que la cosa perdida en sí misma tendría que ser roja y grande, que tendría que destacar para que nos preguntáramos por qué nadie repara en ella (esta es la cuestión clave de la historia, para la que hoy no hay ninguna respuesta concreta). 

Lo principal era que tuviera un aspecto extraño, imposible de reconocer algo que no resulta fácil.






La criatura existe para crear un contraste respecto al mundo en el que habita y es enigmática, gratuita, desproporcionada y aparentemente no tiene ningún sentido. Representa todas esas cosas que la burocracia no puede comprender, por lo que no es digna de su atención. Al tratarse de una curiosidad, sólo esefectiva si la poblacióin siente esa curiosidad, pero no es así, porque la gente siempre está "demasiado ocupada" en cosas más importantes.

La cosa perdida  puede ser que no sea única, ni que esté sola.

Las criaturas abiertamente extrañas aparecen de vez en cuando en la ciudad, pero su presencia sólo puede medirse en tanto que alguien repare en ellas (es decir, por lo general nunca)".
    




(Bárbara Fiore Editora - Revista Imaginaria)




Conocí la playa de grande, ¡ me maravillé con aquella vista! Con el tiempo fue común encontrar en ella alguna que otra cosa perdida aunque nada tan extraño.  

En cuanto al álbum de chapitas, no hice uno,  pero coleccioné tapitas.

Cuando era chica, eran tapitas de cerveza, tal vez porque eran tapitas de esa bebida que tomaban los grandes y no los niños, a lo mejor por el olor impregnado en ellas o por los bordes que parecían cortar. Solía ponerlas en el brazo y al cerrarlo cuando abría quedaba impresa la forma de la tapita.
Sí, increible allí aparecía su forma. 

Hubo un tiempo que en la ciudad donde vivía los mozos destapaban las botellas y tiraban las tapas al suelo al suelo  -1967/1968-. ¿Cuántas se podían conseguir!

En el verano las veía incrustadas en la brea de las calles, algunas quedaban para arriba, otras para abajo.

Siempre, las tapitas me llamaron la atención, así que fui guardando las de color, las de cerveza, las de gaseosas, las que tenían propaganda de  Batman, de Bart Simpson, las de jugadores de fútbol, las que traen escritas palabras, números y otras que no recuerdo.


Estas tapitas son imágenes de La cosa perdida









Las próximas serán las mías.  Las buscaré y se las mostraré en otra de mis entradas!!!


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